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Por cristian.gomez
15-08-2022
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Cambio clave en las prioridades de los jóvenes en la postpandemia
El monitoreo, que se hace desde 2010, muestra que trabajo y estudio ya no se consideran en los primeros puestos.
“En unos de mis primeros trabajos cumplía horario
de shopping. Los sábados trabajaba 10 horas y tenía
un solo franco en la semana. Me perdía cumpleaños
y encuentros familiares. A pesar de estar en blanco, terminé renunciando cuando empecé a estudiar”, cuenta Ivanna Kaplan (29), estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. “Hoy, priorizo tener breaks personales para hacer lo que realmente quiero, como practicar deportes y visitar a mi sobrino de dos años. Este miércoles corté el trabajo antes de tiempo para ir a ver a mi mamá. Antes era imposible de hacer, pero la modalidad híbrida me lo permite”, agrega Ivanna, que también es técnica en Periodismo y trabaja como creadora de contenidos en una agencia de desarrollo web y gestión de redes. Su experiencia ratifica un fenómeno generacional. Para los jóvenes, tanto centennials (18 a 23) como millennials (24 a 30) y generación Y (30 a 35), la familia sigue siendo el aspecto más valorado y el trabajo representa un medio antes que un fin. Así lo convalida el estudio “Expectativas de la vida personal, familiar y laboral de las nuevas generaciones”, realizado por el Centro Conciliación Familia y Empresa del IAE Business School. Impulsada cada 4 años desde el 2010, la encuesta online y anónima abarca las respuestas de 670 estudiantes, profesionales y trabajadores de entre 18 y 35 años de todo el país. El informe logró detectar sus potenciales dilemas futuros y conocer sus expectativas, bajo un contexto afectado por el Covid-19, para crear un entorno de trabajo compatible con sus demandas y motivaciones. Según la investigación, para el 96% de los encuestados la familia es lo más importante, mientras que el 88% prioriza a los amigos y el 87%, el tiempo libre. En la postpandemia, el trabajo y el estudio ya no están en el podio de las tres principales elecciones. Asimismo, el 93% de los encuestados destaca los beneficios del buen clima laboral y considera relevante contar con políticas empresariales que faciliten horarios más flexibles y la posibilidad de integrar vida personal, familiar y laboral. Primer eslabón de prioridades: la familia “Los vínculos afectivos son importantes para los jóvenes, sobre todo para quienes pasaron menos tiempo con sus padres o recibieron una educación estricta y distante. Por eso, se plantean no repetir este modelo al que percibieron como un estilo de crianza inadecuado”, comienza señalando Patricia Debeljuh, directora del Centro Conciliación Familia y Empresa IAE Business School de la Universidad Austral. Y sigue: “Valoran más la posibilidad de estar con sus seres queridos y están dispuestos a bajar el ritmo de trabajo cuando necesiten dedicarles espacio a sus hijos. Incluso, podrían sacrificar el desarrollo profesional para cuidar a sus padres porque la vulnerabilidad y la limitación humana que vivieron durante la cuarentena hicieron que repensaran sus prioridades y descubrieran el valor del cuidado". Otros resultados ¿Cómo sería la “empresa perfecta” para trabajar? “Donde se respeten los conocimientos y el tiempo personal de los empleados", "Donde los logros y el esfuerzo sean reconocidos", "Donde haya posibilidad de crecimiento y lugar para la creatividad", son algunas de las respuestas anónimas. Otro de los hallazgos más relevantes es que el trabajo ya no es una de las principales prioridades para los jóvenes encuestados. ¿Por qué? “Las nuevas generaciones valoran el descanso, la diversión y el tiempo libre para relajarse del estrés y evitan trabajos rutinarios y monótonos. Los domina el corto plazo porque experimentaron que los sucesos, la información y la tecnología caducan al poco tiempo”, explica Debeljuh. Y contempla: “El trabajo queda relegado en sus vidas porque priorizan otras cosas y se vinculan con el mundo laboral de una manera diferente a las generaciones anteriores. Por lo general, no se proyectan trabajando de por vida para una misma empresa. Prefieren tener experiencias laborales en diferentes sectores, tienen inquietudes de seguir formándose y exigen flexibilidad horaria para poder organizarse según sus preferencias”. Así lo experimenta Ivanna, quien en cuatro años trabajó como profesora de inglés en dos institutos, generó contenido de forma independiente para la red de una estética y escribió notas para una agencia de marketing. “El promedio está en cambiar de trabajo cada dos años porque uno busca crecer. Si siente que no ascendió de puesto ni gana lo suficiente como esperaba o no hay buen clima laboral, empieza a pensar en irse a otro lugar”.
(Adaptación del Diario Clarín, extraída del Campus Digital de Difusión)
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